Un año más, el comercio ilegal de discos y películas volvió a dañar las principales áreas de venta de la industria audiovisual. Los derechos por venta de soportes bajaron un 12,2%, los del alquiler de vídeos un 54% y los de descargas legales un 31%.

El "top manta" callejero pierde presencia en Internet y se consolida como el gran canal de suministro del tránsito ilícito de música y cine. El año pasado se intercambiaron entre usuarios unos 500 millones de archivos.

La SGAE admite el fracaso en las campañas de concienciación social. "Llevamos años desgañitándonos, pero la sociedad española no es suficientemente sensible en la lucha contra esta lacra, los niños ya no compran discos y los medios de comunicación no recogen suficientemente la gravedad del fenómeno", según dijo Pedro Farré, director de Relaciones Corporativas de la entidad.

Farré reconoció que la SGAE no sólo lucha contra la piratería sin el exito deseado, sino que es objeto de una creciente animadversión entre gente "que quiere pagar menos derechos de autor o no pagar".

"Nos injurian y nos difaman, y los momentos de mayor crítica nos llegan coincidiendo con reformas legislativas como ésta de la ley de Propiedad Intelectual o con sentencias", señaló.

MÁS INGRESOS

A pesar del aspecto negativo de la piratería, 2005 supuso una mejora en la "caja" de la SGAE. La sociedad que dirige "Teddy" Bautista ingresó un 6% más que en 2004, hasta alcanzar los 318 millones de euros.

Un tercio de esa cifra (108,7 millones) provino de los derechos cobrados a las radios y las televisiones. Este capítulo creció un 22,1%.

La ejecución pública de obras musicales y audiovisuales aportó un 4,52% más y la música en vivo un 3,8%(10,1 la música sinfónica y 3,2 la popular).

La SGAE quiere dejar claro que todo el dinero lo revierte a los autores. "Esto no es una empresa mercantil pura y dura", subrayó Enrique Loras, director general de SGAE. "Hay que recordar siempre que nuestro principal objetivo es ser garante de los derechos de los autores".

SIGUE "PAQUITO EL CHOCOLATERO"

El año pasado colocó a Amaral en lo más alto de las ventas de música. Su "Pájaros en la cabeza" fue lo más comprado, seguido de Estopa ("Voces de ultratumba"), Juanes ("Mi sangre"), Batuka ("Batuka latín") y Bebe ("Pafuera telarañas").

Las canciones más programadas en radio fueron "El universo sobre mí", de Amaral; "Precisamente ahora", de David de María, y "Nada valgo sin tu amor", de Juanes.

La estadística de ejecución humana, es decir, la interpretación de música en salas, hoteles, verbenas o circos, volvió a ser bastión inexpugnable de un clásico que estos días puede incluso verse "tuneado" en un anuncio de televisión, "Paquito el chocolatero", que se situó por delante de "Viva el pasodoble", "Islas Canarias" y "Amparito Roca".

El "Aserejé" de Las Ketchup fue el título favorito para la ambientación musical en discotecas y disco-pubs. A continuación estuvieron "Obsesión" y "Oye el bum", de Enrique Santander, y "Dragostea din tei", de Balan Dan Mihai.

En el extranjero, los títulos más pedidos del mercado latino fueron "Aserejé" y el "Concierto de Aranjuez" de Joaquín Rodrigo.

La memoria de la SGAE también da cuenta de los más exitosos en teatro, danza y cine. Los montajes escénicos que dieron más derechos fueron "Mar i cel 1988", de Dagol Dagom, y "El Método Gronholm", de Jordi Galcerán.

En coreografía, los primeros puestos fueron para Sara Baras ("Sueños") y Rafael Amargo ("Enramblao"). En cine, coinciden los filmes ya apuntados en otros estudios: "Shrek 2", "Mar adentro" y "Harry Potter y el prisionero de Azkaban".