El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón recibió a primera hora de la mañana a Pérez Esquivel, quien le entregó documentación sobre la "Operación Cóndor", proyectada por la CIA y las dictaduras militares de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay para reprimir a los disidentes políticos. Esquivel aseguró a los periodistas quela CIA fue la "clave logística" de la operación.

Por su parte, el letrado paraguayo Martín Almada aseguró, también después de comparecer ante Garzón, que la "Operación Cóndor" surgió en 1960 en "Fuerte Amador" (cerca de Panamá), en el marco de una reunión de la CIA con militares de las dictaduras del cono sur americano.

"En aquella reunión se puso el huevo", explicó Martín Almada, quien aseguró que en 1970, Pinochet pasó por una reunión similar a la de 1960 (ya que estas reuniones se repetían cad dos años), y se convirtió en el máximo responsable de la "Operación Cóndor".

Según el letrado, Pinochet planteó esta operación como una especie de Interpol para los paises del Cono Sur americano, pero se convirtió en un sistema de "delatar y liquidar".

No obstante, Almada rechazó atacar a la CIA y aseguró que hace unos días se había solicitado desde Paraguay a la agencia de inteligencia norteamericana datos sobre la "Operación Cóndor", para un proceso en marcha en el país sudamericano.

Martn Almada fue el descubridor en una comisaría de Asunción (Paraguay) de los denominados "archivos del terror", en los que se recogen más de 5000 fichas con datos sobre objetivos de los represores del cono Sur.

Parte de estos datos se los entregó al juez Garzón, a quien instó para que pida la extradición del dictador paraguayo Alfredo Stroessner y también para los represores del cono sur americano general Contreras (máximo dirigente de la policia represora chilena -DINA-), los generales Videla y Massera(gobernantes de Argentina), el dictador boliviano Hugo Bánzer y el uruguayo Gregorio Alvarez.

Finalmente, el letrado aseguró que había entregado a Garzón numerosa documentación sobre la "operación Cóndor", con datos sobre más de 20 españoles que sufrieron la represión, la mayoría religiosos jesuítas.