Al prestar declaración en la vista oral, que comenzó hoy en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Pontevedra, el acusado dijo que el disparo se produjo de forma accidental, cuando era acosado por cerca de medio centenar de personas que pretendían arrebatarle el arma reglamentaria.

El viudo, Joaquín Roque Martiñán, contradijo de forma radical la versión del policía y afirmó que el disparo mortal se produjo a distanca de dos o tres metros y sin acoso. También dijo que en aquel momento no había cerca del agente más que unas diez personas, que le increparon para que soltara al joven retenido.

La acusación pide una indemnización de 90 millones de pesetas para el viudo y los cuatro hijos de la víctima, mientras que el fiscal reduce la petición a 23 millones de pesetas.

La defensa del policía pidió la libre absolución del agente, por entender que el disparo se produjo de formna accidental en medio de un forcejeo. Para la acusación, los hechos constituyen un delito de homicidio involuntario, mientras que el fiscal los considera como un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte.