Concretamente, los activistas de Greenpeace, que viajaron hoy a la capital comunitaria, formarán, junto a otros ecologitas de España, Bélgica, Francia, Holanda y Alemania, una gran cadena humana que rodeará las instituciones europeas en Bruselas, en lo que ha sido llamado "El abrazo a Europa".

El objetivo es demandar a la Comisión Europea el estricto cumplimiento de la normativa ambiental comunitaria, cumplimiento que implica la no financiación del trasvase del Ebro.

Albert Rodríguez, responsable de campañas de Greenpeace, manifestó hoy que la comisaria de Medio Ambiente, Margaret Wallström, "tiene la obligación e tomar una decisión razonada sobre la afección medioambiental del trasvase del Ebro, proyecto clave del Plan Hidrológico Nacional. Creemos que esta decisión tomada bajo criterios científicos, técnicos y jurídicos debe desestimar definitivamente la realización del proyecto".