Según las mismas fuentes, es difícil de creer que en tan sólo los siete minutos que transcurrieron desde la recepción de la llamada telefónica hasta la llegada de las primeras dotaciones policiales al lugar del suceso, alguien pudiese percibir la presencia de un cuerpo humano y luego el cadáver allí hallado pudiese quedar an destrozado como apareció, especialmente si se tiene encuenta que a la hora de la llamada anónima (3,20 de la mañana) la circulación por el citado punto era escasa.

Según esta nueva hipótesis, el conductor que telefoneó al 091 debió hacerlo bastante tiempo después del atropello, seguramente cuando ya se creyó a salvo de ser identificado y sin saber que, tras él, otros vehículos habían pasado por encima del cadáver sin detenerse tampoco, ni notificar el hecho.

Por su parte, la Guardia Civil, encrgada del caso por haberse producido éste en una carretera, cuenta con las escasas pistas aportadas por los restos hallados: prácticamente sólo un brazo y parte de un pecho, así como unas mallas de color marrón claro, una camiseta roja con la inscripción Indiana y unas zapatillas deportivas blancas y granates.

Con estos datos, se ha podido establecer que la víctima era una mujer de raza blanca, de unos treinta años de edad y de cabello negro y ondulado, lo que, tarde o temprano podría llevar a su idenificación. Respecto al primer vehículo implicado en los hechos, también se sabe que éste podría ser de tamaño grande, quizá una camioneta que, previsiblemente, habría sufrido serios desperfectos en su parte delantera.