A su juicio, "la falta de conocimiento de la máquina que se tiene en la mano" influye bastante en el elevado número de accidentes de tráfico que se están produciendo, "ya que la gente que tiene acceso a ella no está preparada suficientemente para poderla llevar".

"Lo primero que tendrían que hacer las utoescuelas, y que me perdonen por meterme con ellas un poco, es enseñar a conducir, porque me da la impresión de que últimamente sólo enseñan a aprobar", añadió.

Adujo como prueba que, según las estadísticas de siniestralidad, la mayoría de los accidentes con víctimas mortales se producen en conductores de edades comprendidas entre los 18 y los 26 años.

Entre las principales deficiencias detectadas por los peritos, dijo Muñoz, figura la escasa conciencia de la gente sobre las limitaciones de la onducción.

"Si bien es cierto que hay carreteras con algunas curvas mal trazadas", explicó, "el conductor se tiene que adaptar a lo que tiene. No se puede coger un vehículo con mucha potencia y lanzarse porque el cuentakilómetros marque que se puede ir a doscientos, si las carreteras no están preparadas para ello".

También destacó la necesidad de cuidar las revisiones de los coches, ya que no es suficiente con cambiar el aceite cuando lo exige el vehículo. "Igual que se va, por ejemplo, a un dentsta para hacer una revisión periódica, con los coches hay que hacer lo mismo", dijo.