López abandonó las dependencias judiciales de Plaza de Castilla pasadas las dos de la tarde y dejó la sala de audiencia escoltada por el jefe de seguridad de los juzgados, con la cabeza tapada con un paño azul.

La testigo recorrió los dos metros que separan la sala de audiencia del juzgado 35 y el ascensor que la llevó hasta la calle acosada por más de medio centenar de cámaras y periodistas, que no pudieron arrancar ni una sola declaración a la perito.

La jueza también había citado para hoy a otro de los peritos, Manuel Escribano, con el fin de tomarle declaración respecto al informe sobre el ácido bórico encontrado en la casa de uno de los procesados por el 11-M, en el que se mencionaba a ETA.

Esta jueza se encarga de la denuncia presentada en su día por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M por un presunto delito de falsedad documental. Para el lunes está citado otro de los peritos.