Así se expresó durante la conferencia inaugural del foro "Envejecimiento y Seguridad Vial", organizado por la Dirección General de Tráfico y el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social y que, según dijo, "responde al debate existente en estos momentos en toda Europa en materia de mayores y seguridad vial".

Navarro aseguró que "no se trata de un problema ante el que se tenga previsto acometer ningún tipo de prohibición, sino de una realidad social que va en aumento acerca de la que se debe reflexionar".

Según dijo, las aproximadamente 2.200.000 personas mayores de 65 años que tienen permiso de conducir en España, que representan el 10% del censo total de conductores, "son un colectivo que arrastra una larga experiencia en la conducción y que demuestra ser prudente al volante".

MENOS ACCIDENTES

A este respecto, añadió que de los 162.000 conductores que se vieron implicados en accidentes de tráfico con víctimas en 2004, tan sólo 7.547 eran mayores de 65 años, cifra que supone el 4,7% del total.

"Además, está demostrado que se trata de gente que evita conducir de noche o con malas condiciones meteorológicas, que no realiza viajes largos y que, desde luego, no consume ningún tipo de drogas o alcohol", agregó.

No obstante, insistió en la necesidad de que estas personas evalúen sus capacidades para conducir, dado que, por los efectos de la edad, muchas de ellas ven disminuidas su agudeza visual y auditiva o la capacidad de responder ante incidencias bruscas.

"Cada vez llegan más solicitudes a las Jefaturas Provinciales de Tráfico de familiares preocupados que piden que se revisen las condiciones físicas de sus mayores para conducir e, incluso, para que se les retire el permiso", señaló.

"Es un tema que hay que plantear en positivo, porque el hecho de poder conducir es fundamental para garantizar la movilidad, la calidad de vida y las relaciones sociales de estas personas. Estamos obligados a informales y a apelar a su responsabilidad", concluyó.