El primero en lanzar este mensaje fue el secretario general de CCOO, José María Fidalgo, quien, tras alertar sobre la necesidad de mantener la cohesión social y económica de España, afirmó que "somos un solo país" y "no queremos Administraciones Públicas que compitan entre sí".

Durante su intervención en la firma del Acuerdo de Negociación Colectiva (ANC) para 2008, Fidalgo abogó por llevar acabo un "fortalecimiento" de la Inspección del Trabajo a nivel nacional y por "vigorizar" los controles que los técnicos del departamento que dirige Jesús Caldera llevan a cabo.

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, se expresó en la misma dirección y subrayó su "preocupación" ante la posibilidad de que esta competencia sea transferida a las comunidades autónomas.

Tras exigir que la Inspección de Trabajo se mantenga como "un cuerpo único a nivel estatal", Méndez argumentó que "un relajamiento o no seguimiento de las normas" que empresarios y trabajadores han de cumplir, derivado de una posible descentralización, afectaría también a la productividad de las empresas.

También el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, consideró que esta propuesta "no va en el buen camino" y apuntó que "no es bueno ni para trabajadores ni para empresarios que la Inspección de Trabajo tenga distintos criterios en una comunidades que en otras".