Según dijo Laborda a Servimedia, "el Gobierno, como no es capaz de defender principios democráticos laicos en las leyes que afectan a la Iglesia", para contrarrestar, acusa a los obispos de ser insensibles y cómplices del terrorismo, cosa que no es cierta".

Laborda opinó que el Gobierno actúa de un modo "contradictorio" cuando intenta modificar leyes para beneficiar a la Iglesia, como por ejemplo en la enseñanza, y luego adopta "mensajes desmesurados y de simplicidad anticlerical".

A su juicio, la Iglesia vasca se comporta como si fuese la religión estatal de Euskadi, sin tener en cuenta la separación entre los espiritual y lo político.

"La Iglesia católia vasca", explicó, "se ha convertido o pretende convertirse, sin darse cuenta seguramente, en una Iglesia estatal vasca. Es una iglesia del régimen vasco, se comporta exactamente igual que cualquier iglesia patriótica que está vinculada estrechamente al Estado, como la iglesia británica", concluyó.