Mardones explica así las consecuencias de la decisión de la patronal bancaria AEB de retirar su oferta de créditos blandos, del 4 al 8% de interés, a 5, 10 o 15 años de plazo. Una oferta que el propio Mardones niega oficialmente al calificarla de "cálculo técnico" y no propuesta en firme para negociar.

"Negociar, negocia cada partido con su banco correspondiente a ver en qué condiciones refinancia. Nunca ha habido negociación conjunta. Lo que se hizo fue peir a la AEB un asesoramiento técnico, igual que se pidió a catorce catedráticos de Derecho Constitucional, Político, y Financiero, que nos dieran sus opiniones (para la nueva Ley de Financiación)", sostiene.

El diputado canario revela que en sus conversaciones con el presidente de la AEB, José Luis Leal, éste le expresa el miedo de los bancos a que la opinión pública interprete los contactos como un intento de trato de favor a los partidos respecto a cualquier ciudadano.

"Se intentaba un escenari de aproximación de cómo podía plantearse una financiación de deuda para yo pasárselo a los partidos y estos, después, me han dicho que ya lo harán ellos con los bancos", añadió.

A LAS DURAS Y A LAS MADURAS

Preguntado si se siente desairado por el fracaso de sus gestiones ante la AEB, responde que no y que lo único que intentó fue un trato "igualitario" para todos los partidos en la refinanciación de su deuda `histórica', después de escuchar quejas de formaciones como IU sobre las hipotecas que ha tnido que hacer para conseguir dinero mientras los partidos con perspectivas de "poder" no tienen dificultades.

"Un negociador tiene que estar a las duras y a las maduras. Como Indurain, hay que hacer la etapa sin que se te suba el pulso", concluye al respecto.

Mardones trabaja en estos días en el informe final de la ponencia de la Comisión de Partidos, en el que va a proponer que los créditos a formaciones políticas no estén sometidos a secreto bancario, "para garantizar la transparencia", y que a nueva ley prohiba expresamente la condonación de la deuda `histórica'.

"Se puede dar el caso de que un partido no pague la deuda y que los partidos no se la reclamen. Esto puede interpretarse también como una fórmula de financiación irregular", explica.