A 60 pesetas de subvención por cada voto obtenido el 28 de mayo de ese año, Convergència i Unió (CiU) recibió 74 millones, que se aaden al millón de pesetas por escaño obtenido (69 diputados), 25 millones en anticipo de subvención y 120 en créditos bancarios; en total, un gasto de 266 millones de pesetas.

Le sigue el PSC-PSOE, que obtuvo por esos cuatro conceptos 106 millones en subvención oficial y 233 millones en créditos y aportaciones del propio partido, hasta sumar un gasto de 339 millones de pesetas.

Iniciativa per Catalunya (IC) fue subvencionada sólo con 23 millones, a los que hay que añadir otros 6 millones de crédio bancario y aportaciones propias.

La antigua Alianza Popular (ahora PP) recibió 17 millones del presupuesto catalán y otros 211 más en créditos bancarios y fondos del propio partido. En total, gastó 228 millones de pesetas.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) fue subvencionada con 15 millones y mediante aportaciones de militantes (17 millones) y créditos bancarios (20 millones) logró obtener 52 millones de pesetas para financiar esas elecciones.

Finalmente, el CDS gastó 210 millones de esetas, según los datos del Boletín Oficial de Cataluña, de los cuales sólo 7 millones fueron subvención, 140 fueron aportados por el propio partido y 70 eran préstamos bancarios.

CiU, HEGEMONICO

En aquellas elecciones, que abrieron una legislatura autonómica que ahora termina, CiU obtuvo 1.232.514 votos, que le dieron 69 escaños y la consiguiente mayoría absoluta en el Parlamento catalán (formado por 135 diputados).

El PSC-PSOE logró 808.828 sufragios, que le permitieron hacerse con 42 escañosy situarse como principal partido de la oposición.

A bastante distancia, Iniciativa per Catalunya obtuvo 209.211 votos (9 diputados), la antigua AP 143.241 votos (6 escaños), Esquerra Republicana de Catalunya 111.647 votos (6 escaños) y el CDS 103.423 votos (3 escaños).