La Declaración expresa el "más rotundo rechazo" del Parlamento navarro ante "tales conductas, que desgraciadamente se repiten con demasiada frecuencia ante la sede parlamentaria, máxima expresión de la soberanía popular de la ciudadanía navarra".

De igual modo exige de todas aquellas asociaciones, sindicatos y colectivos que en expresión de su derecho constitucional de reunión y expresión, decidan manifestarse ante la sede del Parlamento, "el compromiso de llevar a cabo las mismas dentro del máximo respeto" al normal desarrollo del trabajo parlamentario, evitando en todo momento alteraciones del orden público que "sólo consiguen perjudicar sus reivindicaciones".

También se reconoce la labor de los miembros de la Policía Foral, que hubieron de enfrentarse a los trabajadores más violentos.