Durante la defensa de la iniciativa, la senadora socialista Paloma Alonso advirtió de la necesidad de “visibilizar adiciones comportamentales" que, a su juicio, "se viven de manera muy oculta y que generan un grave problema en la persona que las padece y en su entorno”, entre las que se refirió a la adicción al sexo, convencida de que “son lo suficientemente importantes como para ser nombradas en el repertorio de adicciones sin sustancia”.

“No podemos obviar que estas adicciones comportamentales están creando mucho sufrimiento en las personas que las padecen, porque no pueden controlar el impulso y las consecuencias adversas que derivan de esa conducta les afecta con síntomas a veces muy graves”, abundó, al tiempo que recordó que “esos síntomas" pueden "manifestarse" como ansiedad, angustia, aislamiento, depresiones, problemas familiares, laborales y sociales y "un cuadro psicológico de culpa y vergüenza, entre otros”.

Tras recordar que en el 2018 la OMS “declaró por primera vez que el comportamiento sexual compulsivo, llamado adicción al sexo" como un desorden de salud mental, la senadora urgió a “reflexionar sobre esta situación”. “No solo por el trastorno o desorden que presenta una persona con una adicción sexual, sino por algo mucho más trascendente, que es el acceso a la pornografía y al cibersexo como cultura de iniciación sexual entre la población joven, sobre todo masculina”, agregó, para señalar que ya hay estudios “que hablan de hasta un 12% de varones con esta problemática”.

A este respecto, lamentó que la pornografía, “como industria del sexo que es”, ya está “entrando en la vida de la población más vulnerable, como es la población infanto juvenil”. “Despertando la exploración de la sexualidad natural, encuentra como referentes y modelos actividades sexuales que difieren mucho de una sexualidad sana, contribuyen a la cosificación de la mujer, reproducen estándares de machismo, normalizan violaciones como juego erótico, invitan al ChemSex y deslegitiman todos los pasos dados hasta ahora en relaciones de igualdad”, criticó, convencida de que este tipo de “desorden puede ser la antesala de las adicciones a sustancias”.

Por todo ello, los socialistas presentaron una enmienda que transaccionaron con el Grupo Parlamentario Popular que insta al Gobierno a trabajar en el marco de la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 y “en coordinación” con profesionales sanitarios, agencias de evaluación de tecnologías sanitarias de la red del Sistema Nacional de Salud y asociaciones profesionales, bibliografía científica internacional que “permita disponer” de estudios sociales y sanitarios y estudiar incluso la existencia de dicha adicción como una entidad nosológica –parte de la medicina que describe, diferencia y clasifica las enfermedades- y, a partir de dichos estudios, “proveer los recursos necesarios y las medidas oportunas para una prevención y un abordaje adecuado”.

En defensa de la enmienda presentada, el diputado ‘popular’ Carmelo Romero insistió en la necesidad de “estudiar e investigar cuáles son los factores que puedan condicionar esa adicción al sexo y, sobre todo, su prevención y tratamiento”, convencido de que dicha adicción provoca “un deterioro significativo” de la vida de quien la padece.

Junto a ello, también juzgó “crucial y necesario que no nos quedemos solo en el estudio de las características clínicas, su prevalencia y los factores condicionantes, sino que, del mismo modo, hemos de tener en cuenta la implementación de su tratamiento individual y familiar, facilitando la capacitación de los profesionales y reduciendo los obstáculos para el reconocimiento de la enfermedad y su intervención oportuna”.

RESTO DE GRUPOS

Por lo que respecta al resto de grupos, por Vox, Tomás Fernández dijo no entender "muy bien el por qué a estas alturas lo que solicitan es un estudio para ver si esa adicción al sexo realmente existe”. “Ya se lo digo yo, la adicción al sexo existe”, espetó, al tiempo que consideró “una razón de peso para preocuparse de verdad” algo como el “inquietante aumento" de conductas adictivas en relación al sexo que, según su punto de vista, "se está produciendo últimamente entre un rango de edades muy tempranas de nuestra población en el que hasta ahora raramente existía”, en referencia a niños menores de 12 años, lo cual estimó “un problema lo suficientemente grave para que presenten una proposición no de ley”.

En este punto, aseveró que, para Vox, “hay dos razones fundamentales que están detrás de esta auténtica lacra”, en referencia al “fácil acceso” a este tipo de contenidos por parte de los niños gracias a las nuevas tecnologías y a la “escandalosa exposición a todo lo relacionado con el sexo y, sobre todo, a sus aspectos más escabrosos” con la que, a su entender, el Gobierno está “bombardeando” a los menores “como parte de su agenda ideológica” y para llevar a cabo su “adoctrinamiento”.

Por último, desde Unidas Podemos, Lucía Muñoz se mostró “consciente” de la “importancia” de “sensibilizar” a la población respecto a este tipo de adicciones sin sustancia y subrayó que el aspecto clave de las mismas “no es el tipo de conducta implicada, sino la forma de relación que se establece con ella”. “Lo esencial del trastorno es que la persona adicta pierde el control sobre la actividad elegida y continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas que le produce”, indicó, para admitir que su formación “ve con buenos ojos” la propuesta y, por ello, votó a favor.