El SAS ordenó la paralización del consumo de esta carne en los centros donde ya fue distribuidaante el temor de que pueda constituir un riesgo para la salud. Según fuentes del organismo, la carne, que procede del país africano de Botswana, fue comprada por un industrial sevillano a un distribuidor portugués en Lisboa.

Las sospechas sobre su posible mal estado de conservación comenzaron cuando en una inspeccion de la carne de vacuno se comprobó que se calificaba en el etiquetado como refrigerado a un producto congelado que no caduca hasta el mes de septiembre y que además indicaba que ha de consrvarse a cero grados de temperatura.