El vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, fue el encargado de inaugurar los Juegos para minusválidos. La ceremonia, a la que asistieron los Duques de Lugo, la infanta Cristina y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, entre otras personalidades, fue sencilla, pero con momenos brillantes e intensos.

El actor tetrapléjico Christopher Reeve ejerció como maestro de ceremonias y resaltó en varias ocasiones el papel de los deportistas de élite con minusvalías como símbolo de superación y del "triunfo del espíritu humano", que era el lema de la ceremonia.

Durante el desfile de los 127 países, el equipo español, con el saltador ciego José Manuel Rodríguez al frente como abanderado, fue muy aplaudido, puesto que los deportistas llevaban banderitas españolas y estadounidense. Tras el desfile del equipo anfitrión, comenzó la fiesta con la actuación de un coro de 'gospel' compuesto por 5.000 personas.

Tras ello, el vicepresidente norteamericano Al Gore, en compañía del presidente del Comité Organizador de los Juegos, Andrew Fleming, y del presidente del Comité Paralímpico Internacional, Robert Steadward, declaró solemnemente abiertos los campeonatos.

Gore vaticinó que los Paralímpicos supondrán para Atlanta un "doble oro", tras el éxito que, a su entender, supusieron os Juegos Olímpicos finalizados hace dos semanas.

La nadadora estadounidense ciega parcial Trischa Zorn, ganadora de más de 15 medallas entre las paralimpiadas de Seúl y Barcelona, pronunció el juramento de los deportistas.

Aretha Franklin, que cantó el himno oficial de los Juegos Paralímpicos, Liza Minelli, Carly Simon y el duo Hall and Oates amenizaron la velada, que tuvo su colofón con la llegada de la antorcha paralímpica y la encendida del fuego por parte de un escalador parapléjico que trep hasta el pebetero.