La misiva destaca que los sacerdotes al celbrar la eucaristía se remontan a la última cena de Jesús con los apóstoles, en la que éstos se compromenten a continuar con la misión de Cristo en el mundo.

"Por tanto", afirma el Papa, "el pueblo cristiano tiene buenos motivos para, por un lado, dar gracias a Dios por el don de la eucaristía y el sacerdocio y, por otro, rogar incesantemente para que no falten sacerdotes en la Iglesia".

A renglón seguido, la carta de Juan Pablo II señala que "el número de presbíteros nunca es suficiente para afrotar las exigencias crecientes de la evangelización y del cuidado pastoral de los fieles. Su escasez se nota hoy especialmente en algunas partes del mundo, porque disminuyen los sacerdotes sin que haya un suficiente reemplazo generacional".

Finalmente, el Papa insta a los sacerdotes a invitar a los fieles a rezar por las vocaciones, por la perseverancia de los llamados a la vida sacerdotal y por la santificación de todos los sacerdotes.