Según informó el Arzobispado de Valencia, el cardenal Cañizares explicó a Francisco que Alejandro fue diagnosticado de bebé con una parálisis cerebral y que es el cuarto de cinco hermanos y pertenece, junto a sus padres, Daniel Planells y Fina Medina, a la parroquia Sagrada Familia de la ciudad valenciana de Torrent, donde participa cada semana en la eucaristía y en las actividades parroquiales.

Alejandro tiene la movilidad muy reducida, va en una silla de ruedas y no puede hablar, se comunica a través de sonidos y gestos. Tampoco puede masticar, ya que en la zona bucofaríngea tiene una sensibilidad tan acentuada que tragar alimentos le produce dolor, por lo que toma comida semisólida.

Sin embargo, el prelado destacó que posee una intensa vida espiritual y cognitiva, por lo que sus padres siempre tuvieron la ilusión de que hiciese la comunión, algo sobre lo que varios sacerdotes y religiosas les habían indicado que no era obstáculo por su discapacidad.

El matrimonio, que pertenece al Consejo Diocesano de Pastoral, tuvo la oportunidad de escuchar durante la Asamblea Sinodal, una ponencia de María Carmen Cervera, Virgen Consagrada, cuya tesina en su Licenciatura en Ciencias Religiosas fue sobre el Ritual de Iniciación Catequética para Adultos (RICA) adaptado a personas con discapacidad.

Su ponencia llamó la atención del matrimonio, que concretó una reunión con su párroco, Pablo Aranda, y con María Carmen para hablar de la situación de Alejandro, y a partir de entonces, cobró más fuerza la idea de que recibiera la comunión.

MATERIALES ADAPTADOS

Alejandro recibió las catequesis de preparación, junto con sus padres, en una de las salas del Palacio Arzobispal de Valencia. Para ello, la catequista se ayudó de materiales adaptados: “He utilizado mucho los gestos y materiales visuales, le he llevado los objetos litúrgicos del altar y le he ido explicando cada uno de ellos. Notaba que me entendía porque me sonreía”, dijo, resaltando el acompañamiento de la familia.

“Todo ha sido fruto del amor de Dios”, agregó la catequista, que se siente “muy feliz de haber ayudado en la formación espiritual a un joven que tiene la misma discapacidad que yo”.

Además de su preparación catequética, Alejandro también ensayó en casa para tomar la Comunión y no tener ningún incidente por su dificultad para masticar. “Le dimos un cuarto de forma sin consagrar cada día para que se fuera acostumbrando”, explicó la madre. El gran día llegó el pasado mes de diciembre en su parroquia de Torrent de la mano del vicario episcopal Jesús Corbí, con una celebración que la comunidad parroquial acogió con mucha alegría.

“Está presente en todas las celebraciones y acontecimientos de la parroquia, ha recibido el Bautismo por lo que es un miembro de la comunidad de pleno derecho y ahora ha dado un paso importante en su vida”, indicó su párroco Pablo Aranda. “El Señor se ha servido de muchas personas para que el joven complete su iniciación cristiana", apostilló.

“Las personas tenemos capacidad racional, afectividad y psicológica, pero también tenemos capacidad trascendental y espiritual”, reflexionó Cervera. “Mucha gente puede pensar que si una persona no es plenamente consciente, no está preparada para recibir un sacramento”, sin embargo, “los sacramentos de iniciación cristiana se imparten a niños que aún no son conscientes plenamente de lo que se les otorga, pero reciben una gracia en su vida espiritual”.

De momento, varias diócesis quieren seguir los pasos de Valencia y ya se han puesto en contacto con esta catequista con parálisis cerebral para estudiar la forma de implantar la Pastoral para Personas con Discapacidad.