Dos días después de que el presidente del Gobierno denunciara una campaña de desestabilización institucional y de calumnias contra su persona y familia, el rotativo madrileño publica nuevos datos del balance auditado de la firma antes de ser vendida.

Siempre según el diario, antes de la venta a CAE y pese a que los talleres estaban en quiebra, se embolsaron 50 millones producto d una declaración de beneficio antes de impuestos ficticio por valor de 88 millones de pesetas.

Hace cinco años Talleres Palomino era una firma de calderería que daba trabajo a 80 personas y estaba a punto de trasladar su sede social a una parcela en Dos Hermanas (Sevilla) cedida por la sociedad pública de suelo (Sepes). Al adquirir CAE las acciones también se hizo cargo de del pasivo, en el que figuraba una hipoteca de 44 millones correspondiente a esa parcela.

CAE no obtuvo beneficio alguno por a compra de los talleres sino que, por contra, tuvo que dedicar cientos de millones al intento de reflotar la firma. Intento que se dió por fracasado tres años después, en 1992, cuando los nuevos propietarios decidieron cerrar Talleres Palomino, que no tenía en ese momento cartera de pedidos y arrastraba fuertes pérdidas.

Según una auditoría de Deloitte & Touche, Talleres Palomino disponía en el momento de la compra-venta de unos recursos propios de 18 millones de pesetas (4,5 millones de capital y 14millones de reserva) y una deuda de 453 millones de pesetas -400 de esos millones, a corto plazo-.

PALOMINO NO DESMIENTE EL BENEFICIO

En conversación con `El Mundo', Francisco Palomino no desmintió que el beneficio obtenido por su familia en la venta fuera de 310 millones, a pesar de la quiebra, y justificó el interés de CAE no en un supuesto tráfico de influencias derivado de su parentesco con Felipe Gonzalez sino en las grandes perspectivas que había en 1989 con respecto a la Expo'92.

Palomin dijo no recordar el beneficio exacto obtenido, pero lo calificó de ridículo en comparación con las decenas de miles de millones que se movieron en Andalucía en los años previos a la muestra universal.

Añadió que él mismo hubiera ganado mucho dinero en la Expo si hubiera continuado como propietario de los talleres familiares y que en el precio final lo que se valoró no fue la quiebra, sino la historia de la firma.

Además, dijo en su descargo, él y la hermana del presidente sólo disponían en 1989 el 2,5 por ciento de las acciones -igual porcentaje que sus otros dos hermanos-. El padre de los tres era titular del 92% restante.