En una entrevista concedida a Servimedia, Paloma Navarro recordó que la decisión de crear esta asociación surgió tras un viaje de varios farmacéuticos a Mali, donde observaron cómo en los hospitales de este país africano se amontonaban centenares de kilos de medicamentos indicados para tratar la hipertensión o el colesterol.

"Los productos farmacéuticos que sobranen el mundo desarrollado", añadió, "no son siempre los que se necesitan los países más desfavorecidos. Los excedentes los remitimos hacia los estados del Este europeo, en los que la sanidad está tan avanzada como la nuestra. En cambio, los países de Africa y América deben recibir antibióticos, material quirúrgico y antiparasitarios".

La labor fundamental de Farmacéuticos Mundi es, según su presidenta, asesorar al resto de las ONGs y al Gobierno español sobre las necesidades farmacológicas de la poblacón a la que va destinada la ayuda.

En su año y medio de vida, la asociación ha colaborado con otras organizaciones humanitarias y con la Administración española en varios envíos de productos farmacéuticos a Ruanda y Mali, y ahora prepara otro cargamento con destino a Etiopía, por encargo del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Farmacéuticos Mundi recibe excedentes de laboratorios farmacéuticos y recoge medicamentos que los ciudadanos van almacenando en su casa y que son depositados en cajas que los700 socios de la asociación tienen instaladas en sus farmacias.

"Los laboratorios están comenzando a contestar a nuestras peticiones y nos han mandando grandes cantidades de productos de alimentación infantil y medicamentos. En cuanto a los ciudadanos, su respuesta están siendo estupenda. Mi caja se llena todas las semanas con productos que, de no existir esta iniciativa, habrían ido a la basura".

REUTILIZABLES EN UN 50 POR CIENTO

El 50 por ciento de los fármacos recogidos en las farmacias son eutilizables. "El resto o son productos caducados o están abiertos y son excluidos", según Paloma Navarro.

Todos los medicamentos son almacenados en un local cedido por el Ayuntamiento de Alfafar (Valencia), donde trabajan objetores de conciencia, licenciados en farmacia que están realizando las prácticas tuteladas y farmacéuticos voluntarios.

Los socios de la asociación también recogen los medicamentos caducados "para que la sociedad entienda que los farmacéuticos no sólo vendemos el medicamentoy nos olvidamos de él, sino que también nos responsabilizamos de su destrucción para que no contamine".

Sus relaciones con la Administración son buenas, "especialmente con la Agencia Española de Cooperación Internacional, aunque no contamos con ninguna subvención oficial", dijo.

Paloma Navarro espera que a finales de año la asociación alcance los 2.000 socios, que son los que mantienen económicamente a la organización.