Tras no lograr mayoría absolut ayer en primera ronda, Ibarretxe obtuvo hoy 35 votos a su candidatura (32 de PNV y EA y 3 de IU-EB), de un total de 67 emitidos.

El que el nuevo "lehendakari" recibiese 32 y no los 33 votos que suman PNV y EA se debió a que un diputado de este último partido (Martín Aramburu) no votó, debido a que llegó tarde al hemiciclo y fue expulsado.

Frente a los votos favorables al nuevo presidente vasco, se registraron un total de 32 papeletas en blanco correspondientes a los representantes del PP y del POE. Por su parte, los 7 diputados de EH no se pronunciaron de ninguna manera, y permanecieron en sus asientos mientras eran llamados para votar.

Tras la designación oficial del nuevo jefe del Gobierno vasco, éste fue felicitado por representantes de las formaciones nacionalistas, así como por los líderes del PP, Jaime Mayor Oreja, y del PSOE, Nicolás Redondo Terreros.

Asimismo, el presidente del Parlamento, Juan María Atutxa, anunció que la jura y toma de Ibarretxe tendrá lugar en la Casa de Junts de Guernica el próximo sábado a las doce de la mañana.

LA SORPRESA DE MADRAZO

La sorpresa de la jornada la protagonizó la coalición IU-EB, que lidera Javier Madrazo, que dio su voto favorable al candidato nacionalista, cuando había anunciado con anterioridad que votaría en blanco al no haber fructificado sus conversaciones para entrar en el Gobierno.

Madrazo explicó en rueda de prensa que su respaldo al nuevo presidente autonómico es un "voto de confianza" a la "mano tendida" que les ofreció barretxe durante el debate de investidura.

El líder de IU-EB explicó que este voto al "lehendakari" implica que reabrirán desde hoy mismo las conversaciones para la posible entrada en el Ejecutivo autonómico, cuya composición se hará pública el próximo sábado.

En este sentido, Madrazo no aclaró si esto supone que en este nuevo Gobierno va a haber algún componente de IU-EB, aunque dejó claro que esta "segunda etapa" de las conversaciones son para entrar en el Ejecutivo, no para lograr un pacto de egislatura.

Esto supone que, si finalmente sigue sin haber acuerdo, la coalición permanecerá en la oposición haciendo una labor constructiva, pero sin suscribir pacto alguno que contemple un apoyo permanente al Gobierno desde fuera.