Tras una revisión mecánica del aparato le dijeron al piloto que "todo estaba arreglado", según explica su padre al diario. Fue la priemra vez que el comandante García Luna desaconsejaba volar en una aeronave: "o eso al menos creo yo, porque nunca se había quejado de nada. Es más, estaba contentísimo con su trabajo y con la compañía".

García se queja en la entrevista de la información recibida desde Spanair y relata cómo se enteró de lo ocurrido. Estaba viendo la final de 200 metros lisos de la Olimpiadas de Pekín cuando le llamó una hermana avisándole de que "un avión estaba ardiendo en Barajas".

No pensó que su hijo pudiera estar a bordo. "Supuse que estaría en Mallorca o en Galicia porque volaba mucho allí. En cualquier parte menos en Madrid".

Por si acaso, Víctor llamó a su nuera a Palma de Mallorca. Respondió su consuegra, que le confirmó que el piloto estaba en el aparato accidentado. "Me dijo que les habían llamado de Spanair para explicarles lo que había pasado, pero que les habían dicho que la tripulación estaba bien".

En casa del piloto, sin embargo, "seguían angustiados porque él no les había llamado para que no se preocuparan". "Yo", continúa el padre del conmandante, "sabía que lo de que estaba bien era mentira, porque había visto por la tele cómo alguien de los equipos de socorro contaba que el comandante estaba muerto".

Víctor García salió "corriendo" hacia Madrid y se reunió con los familiares del resto de la tripulación a los que Spanair dió durante horas noticias escasas y equivocadas. "A la madre de una azafata le aseguraron que su hija tenía solo unas magulladuras y al final también estaba muerta. Hasta la noche no supimos lo que había ocurrido". aseguró.