El Ministerio de Sanidad y Consumo decidió prohibir la comercialización de este tipo de aceites el pasado 3 julio, por considerar que tenían un nivel excesivo de sustancias tóxicas (benzopireno).

El Gobierno, tras comprobar que co un nuevo proceso de producción se rebajaban los niveles de benzopireno por debajo del límite establecido (2 microgramos por kilo), decidió el pasado 10 de agosto levantar la prohibición y este producto ha vuelto a las estanterías de los comercios.

Durante las cinco semanas que este tipo de aceite de orujo ha estado fuera de circulación, los productores calculan que han acumulado unas pérdidas por encima de los 5.000 millones de pesetas.

A este hecho se suma la desconfianza de los consumidores po el producto, por lo que habían solicitado una campaña promocional a la Administración, para potenciar nuevamente el uso de este tipo de aceites, principalmente en el sector hostelero. La Administración no contempla campañas de este tipo.