Ban Ki-moon hizo esta petición en una rueda de prensa en Roma, donde participa en la cumbre de alto nivel de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que aborda la energía, el cambio climático y la crisis alimenaria.

El secretario general de ONU afirmó que la crisis alimentaria se debe a diversos factores como la subida del precio del petróleo, que repercute en el aumento de los precios de los alimentos tanto en su producción como en el transporte para su distribución.

Asimismo, el aumento de la demanda de alimentos por parte de China e India y la producción de biocarburantes a partir de cereales inciden en la citada crisis.

No obstante, Ki-moon destacó la necesidad de que crear un grupo de expertos que analice y profundice en la repercusión de los biocarburantes en la crisis alimentaria, ya que en esta cumbre de Roma se han escuchado voces a favor y en contra de la bioenergía.

Tras este análisis, el secretario general de la ONU resaltó la urgente necesidad de incrementar la producción agrícola y la ayuda humanitaria a los países pobres que permitan alimentos a la población, especialmente a las madres y sus hijos, que, según dijo, son los más vulnerables al hambre.

Ki-moon indicó que ente impulso a la agricultura es necesario investigar los mejores fertilizantes y poder contar con un agricultura sostenible.

El secretario general de la ONU agredeció asimismo las aportaciones anunciadas por algunos países para el impulso de la agricultura en los países pobres -Francia y España han comprometido 1.500 millones de euros-.

Concluyó que la ONU pondrá su empeño político contra la crisis alimentaria, "porque es una batalla que no se puede perder y el enemigo es el hambre, que lo destruye todo y produce revueltas e inestabilidad".

Por su parte, el director general de la FAO, Jacques Diouf, destacó en la misma rueda de prensa la importancia de que los agricultores de los países pobres accedan a las semillas para incrementar la producción agrícola.

A renglón seguido, Diouf anunció que el Banco Islámico de Desarrollo se ha comprometido con la FAO a ayudar económicamente a garantizar las cosechas de 2008 y 2009.

Finalmente, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, alertó del riesgo de pasar hambre de cientos de millones de personas en África, y coincidió con Ki-moon y Diouf en la urgente necesidad de incrementar la producción agrícola.