Un equipo de este organismo de la ONU concluyó ayer una misión de 10 días en esta localidad, donde vieron que un millar de inmigrantes irregulares vivían en medio de montones de basura, sin agua corriente ni electricidad.

La investigación de la OIM revela que la mayoría de estos inmigrantes han sido víctimas de un fraude, a pesar haber llegado a Italia a través del sistema de cuotas establecido cada año por el Gobierno de Silvio Berlusconi y con la promesa de que les otorgarían contratos temporales como trabajadores agrícolas y les pagarían buenos sueldos.

"Ellos pagaron una cuota a un agente en su país de origen y y a un empresario italiano, quien se comprometió a darles un empleo regular. Pero una vez en Italia, los inmigrantes encontraron que el empresario ha desaparecido o, simplemente, se negaba a darles trabajo. Sin un permiso de trabajo, muchos cayeron en la explotación", explicó el jefe de la Misión de la OIM en Italia, Peter Schatzer.

Los inmigrantes aseguraron a los enviados de la OIM que estaban siendo explotados por empresarios sin escrúpulos, que les pagaban entre 15 y 25 euros al día para trabajar en invernaderos y en campos cercanos, donde estaban desde las 4.30 hasta las 16.00 horas.

Schatzer indicó que la OIM trabaja con el Gobierno italiano para buscar soluciones a este problema y ha ofrecido ayudar a quienes quieren regresar voluntariamente a Marruecos. "Sus condiciones de vida y trabajo son inseguras, insalubres e indignas", añadió.

La mano de obra ilegal, especialmente en el sector agrícola, es un fenómeno generalizado en Italia, donde, según las estadísticas oficiales, representa entre el 15,9 y el 17,6% del PIB del país.