Así lo afirma el relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, según un comunicado de Naciones Unidas remitido hoy.

En un informe que presentó ante el Consejo de Derechos Humanos, Philip Alston afirma que en su tiempo libre muchos agentes de Brasil forman parte de escuadrones de la muerte y de las llamadas "milicias" que extorsionan a los habitantes de las "favelas".

"Un gran número de policías vive una vida doble", explica el experto. Cuando están en funciones luchan contra las pandillas de la droga, pero en sus días libres, trabajan para el crimen organizado.

Agregó que la poca reacción pública ante la violencia en el país se debe, en parte, a que la gente tiene poca confianza en que las medidas normales para hacer cumplir la ley funcionen contra las poderosas pandillas de la droga.

Según Alston, una de cada cinco favelas de Río de Janeiro está controlada por esas "milicias" y la vida allí es tan insegura como en los lugares en poder de las pandillas.

En el noreste del país, en el estado de Pernambuco, estimó que el 70% de los homicidios es cometido por escuadrones de la muerte, muchos integrados por policías y ex policías.

Esos grupos son contratados para matar comerciantes, políticos o rivales, y para suprimir el activismo indígena o de trabajadores de la tierra.

Entre los factores que contribuyen a que los policías fuera de servicio participen en el crimen organizado destacan su bajo salario, sus horas de trabajo y la impunidad de un sistema de justicia penal que muy pocas veces castiga a los culpables de asesinatos, explicó el relator.

En Sao Paulo, apenas el 10% de los homicidios llega a la corte y de ellos, sólo la mitad termina en condena, según la ONU.

Por último, el encargado del informe hace una serie de recomendaciones estructurales que, de ser adoptadas, podrán ser un punto de partida para hacer las reformas necesarias.