En este sentido, el delegado del Gobierno en Navarra, César Milano Manso, afirmó esta mañana que la hipótesis con la que la policía trabaja es que el fallecido se encontró el explosivo, que, poco después, estalló produciéndole la muerte. La bomba estaría dirigida contra alguna de las patrullas de la Guardia Civil que periódicamente inspeccionan este inmueble.

Milno no pudo precisar las razones por las que el agente, Eduardo López Moreno, de 38 años, y destinado en el cercano puesto fronterizo de Etxalar, se encontrara en el edificio, que la Guardia Civil abandonó en 1993.

El policía, que residía hace más de 14 años en la localidad navarra de Bera, estaba casado y era padre de tres hijos, acudió al sótano de la casa cuartel donde, poco después, estalló la bomba, compuesta por unos 5 kilos de amerital. Los especialistas en explosivos hallaron a primeras horas d hoy restos de un temporizador de fabricación francesa, de los que habitualmente utiliza ETA.

El cuerpo del agente quedó destrozado con amputaciones en ambas piernas y una mano. Por ello, no se puede precisar si Eduardo López estaba colocado junto al artefacto depositado en el suelo o si, por el contrario, lo sostenía y manipulaba.

El juez encargado del caso ha señalado que no descarta por ahora ninguna hipótesis, aunque estimó que el atentado terrorista era el más probable, a la espera de una revindicación por parte de ETA.

A primeras horas de esta tarde fue colocada en el acuartelamiento de Beloso la capilla ardiente con los restos del policía Eduardo López Moreno. Tras la misa de funeral, celebrada a media tarde, el cuerpo del agente emprendió viaje hasta la provincia de Córdoba, de donde es originaria la familia de su esposa.