Los prelados indican a los padres que la enseñanza de religión católica aporta razones para vivir y para amar, por lo que instan a los adultos a motivar a sus hijos para que ellos mismos asuman la decisión de elegir esta asignatura cuando alcancen una determinada edad.

Asimismo, piden a los maestros y profesores cristianos que se preparen adecuadamente e impartan esta asignatura en los primeros niveles.

Finalmente, los obispos requieren de los directores de los centros que garanticen quela enseñanza de religión disponga de los medios adecuados y sea equiparable a las asignaturas fundamentales, asegurándose de que se imparte como mínimo una hora y media semanal.

En el actual curso escolar, el 71 por ciento de los alumnos de Educación Infantil en centros públicos, el 88 por ciento de los que cursan Educación Primaria, el 81 por ciento de los de EGB, el 59 por ciento de los de primer grado de Educación Secundaria y el 47 por ciento de los segundo grado estudian la asignatura de religión

En BUP se mantiene un alto grado de fidelidad a la enseñanza religiosa (61 por ciento), pero el porcentaje decae en el nuevo bachillerato (34 por ciento) y en Formación Profesional (55 por ciento).

La media de alumnos en centros públicos que optaron por esta asignatura en el curso 95-96 es del 76,15 por ciento, muy inferior al de alumnos de centros privados de titularidad canónica (99,58 por ciento) y de centros privados de titularidad civil (85,06 por ciento).