El portavoz y secretario general de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, leyó hoy en rueda de prensa algunos párrafos del citado documento, titulado "Algunas orientaciones sobre la ilicitud de la reproducción humana artificial y sobre las prácticas injustas autorizadas por la ley que la regulará en España".

De los citados párrafos, Martínez Camino resaltó el que asegura que, "a pesar de ciertas apariencias y de los éxitos técnicos conseguidos, la producción de seres humanos en los laboratorios es una práctica que choca con la dignidad de la persona y que trae consigo numerosos abusos y atentados contra la vidas humanas incipientes, es decir, contra los hijos".

El texto también destaca que "al embrión humano hay que tratarlo desde el primer momento de su existencia no como una una cosa, sino con el respeto que merece el ser humano".

"El embrión es un individuo humano diverso de cualquier otro. Los gametos de la mujer y del varón son células de sus organismos respectivos. Pero cuando un gameto masculino y un gameto femenino se unen, en la fecundación, dando lugar al embrión, aparece una realidad distinta del organismo del padre y de la madre que constituye ya un organismo diverso, es decir, un nuevo cuerpo incipiente. Y donde hay un cuerpo humano vivo, hay persona humana, y, por tanto, dignidad humana inviolable", añade.

Asimismo, Martínez Camino resaltó que "el embrión humano merece, pues, el respeto debido a la persona humana, porque "no es una cosa ni un mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser humano. Todos hemos sido también embriones".

PREEMBRIÓN

Sobre el preembrión, que el proyecto de Ley de Reproducción Asistida señala como un embrión de menos de 14 días, los obispos afirman que "la definición legal de preembrión carece de apoyo científico y filosófico".

El documentno añade que, "sobre la base de la ficción legal del 'preembrión', la ley de reproducción que se prepara en las Cortes priva al ser humano incipiente de la protección legal que una legislación justa le debería dar. Los derechos fundamentales de esos seres humanos, incluso el derecho a la vida, no son tutelados por esta ley, que, por tanto, no puede ser calificada más que como gravemente injusta", señala el documento.

"En definitiva: el embrión es considerado como un mero material biológico, un mero agregado de células sin dignidad humana. Y recibe una tutela legal menor de la que se les otorga a los embriones de ciertas especies animales protegidas", sentencian los prelados.

Por otro lado, el documento hace referencia a la selección de embriones con fines terapéuticos y habla de producción de "bebes-medicamento".

"Se trata de conseguir un niño que pueda actuar como 'donante' compatible para curar a otro hermano suyo enfermo. Si inaceptable es ya el hecho de producir un niño, además, en este caso, como instrumento o medio en beneficio de otro, más grave es aún que todo ello se haga por un procedimiento eugenésico, es decir, eliminando a los embriones enfermos o no compatibles para conseguir el nacimiento de uno sano y compatible", subrayan los prelados. "Esto es eugenesia y no es curar a nadie", apostilló Martínez Camino.

Sobre esta misma cuestión, el texto añade que "los planteamientos emotivos encaminados a justificar estas prácticas horrendas son inaceptables. Es cierto: hay que curar a los enfermos, pero sin eliminar nunca para ello a los sanos. La compasión bien entendida comienza por respetar los derechos de todos, en particular, la vida de todos los hijos, sanos y enfermos".

Finalmente, la Asamblea Plenaria hace referencia a la clonación terapéutica y dice que el proyecto de ley la "admite implícitamente". "Se trata, en efecto, de producir seres humanos clónicos a los que, además, no se les dejará nacer, sino que se les quitará la vida utilizándolos como material de ensayo científico a la búsqueda de posibles terapias futuras".

A preguntas de los periodistas sobre este proyecto de ley, Martínez Camino sentenció que "no se puede curar mantando" y que "el fin no justifica los medios". Además, reconoció la "soledad" de la Iglesia en su defensa al derecho a la vida frente a "intereses políticos y económicos".