En el decreto, monseñor Algora pide a todos los sacerdotes de la diócesis que incluyan en las liturgias oraciones y súplicas "con el fin de que Dios Nuestro eñor mire la cada vez más grave situación que se da en nuestra diócesis por la falta de agua, y por los efectos de una política agraria, que dispone los mecanismos del mercado de tal forma que deja a nuestros productos, prácticamente, sin valor alguno".

Este año es el tercero consecutivo que el obispo de Teruel decreta una medida de este tipo y hace un llamamiento a la solidaridad de las autonomías vecinas para que contribuyan a paliar los efectos de la sequía.

El prelado recuerda que son muchos os habitantes de otras provincias y comunidades autónomas que visitan los bosques de Teruel, por lo que considera también justo que contribuyan a su conservación.

Monseñor Algora también destaca los efectos negativos que la sequía tiene sobre el ganado, que ha de mantenerse sólo con piensos, y sobre la producción cereal, que se ve disminuida por la Política Agraria Comunitaria y los precios no llegan a cubrir los costes.

Por ello, ha pedido quese incluyan en las oraciones y súplicas de todas las isas, alternativamente, dos nuevas peticiones: por la lluvia y por la prosperidad de los campos, la ganadería, la industria y el resto de los trabajos.