José Gea Escolano se dirige a los militantes y parlamentarios católicos del PSOE y del resto de partidos que apoyan el aborto, para pedirles que muestren su "frontal" oposición a los intents del Gobierno de ampliar los supuestos legales para abortar, y les recuerda que quienes aprueben con su voto el aborto "cometen un grave pecado".

A su juicio, el Estado otorga protección a diversas especies animales, como las cigüeñas, las águilas reales o los osos, y se la niega a los fetos humanos.

"Si en vez de tratarse de destruir los huevos de una especie protegida", dice, "se trata de suprimir la vida humana durante los primeros meses de gestación, no pasa absolutamente nada; para esto se uenta con el beneplácito del Estado".

El obispo de Mondoñedo-Ferrol define el aborto como la supresión de una vida humana y el mayor holocausto de nuestro siglo, y pregunta si alguien tiene derecho a suprimirla.

Asimismo, apoya la palabras del obispo de San Ssebastián, José María Setién, quien afirmó que es una incongruencia no condenar el aborto y sí cualquier tipo de crimen que atente contra la vida humana.

Monseñor Gea explica que "si decimos que el aborto es un crimen y se tolera, no podmos decir que los demás crímenes no se pueden tolerar", lo cual le induce a pensar que quienes permiten esta práctica no están legitimados para condenar otros atentados contra la vida.

Además, equipara el supuesto de angustia de la madre con la obsesión y preocupación que ocasionan los impuestos a muchos ciudadanos. "Si se justifica el aborto por la 'angustia' de la madre", afirma, "¿por qué no se ha de justificar no pagar los impuestos por 'angustia' de los contribuyentes? ¿O es que es peor no pagar os impuestos que destruir una vida humana".

PLANIFICACION FAMILIAR

El obispo gallego también critica la labor que realizan los centros de planificación familiar, que aconsejan a algunas mujeres abortar, así como a los médicos que realizan este tipo de intervenciones.

La pastoral argumenta que facilitar el aborto en los centros de la Seguridad Social con la gratuidad convierte el aborto en un crimen subvencionado por el Estado.

Según el prelado, el Gobierno debe reflexionar sobre el estilo e vida "de placer y sexualidad desenfrenada" que, a su juicio, está fomentando.

Como alternativa, propone al Estado que atienda y ayude a las madres con problemas, a quienes recuerda que "en muchos casos en el mismo pecado está la penitencia: el trauma sicológico de las madres".

Finalmente, indica que el aborto marca el nivel más bajo de moralidad a que puede llegar una sociedad, "tanto por lo que es en sí como por la tolerancia del Estado".