El prelado señala en su carta que hace falta "honradez n el trabajo, en los negocios y en las responsabilidades familiares, políticas y sociales. Integridad en las actuaciones en público y en privado, superando la engañosa dicotomía e incoherencia de la doble moral".

A su juicio, "la actual corrupción es un aviso clamoroso para reavivar nuestra conciencia moral personal y para crear el nuevo clima de una sociedad donde tengan el asiendo de honor la honradez, la moralidad y la verdad".

Cada día, en su opinión, afloran nuevos casos de corrupción socialde una gravedad extrema y en los que están implicadas personas de alto rango político, social o institucional, que provocan una reacción de profunda indignación, de petición de esclarecimiento urgente de los hechos y de que se apliquen medidas de justicia.

Sin embargo, agrega, estas medidas no resolverán el problema, "que afecta no sólo a algunos altos cargos de nuestras administraciones, sino también al conjunto del tejido social".