El Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn) y la Academia Española de Nutrición y Dietética presentaron este martes aportaciones al Real Decreto para el fomento de una alimentación saludable y sostenible en centros educativos.

Entre otras medidas, reclaman la “elaboración y supervisión permanente de los menús y la oferta alimentaria corra únicamente a cargo de titulados en Nutrición Humana y Dietética”. Según los nutricionistas, “las crecientes cifras de trastornos de la alimentación y obesidad que afectan a jóvenes hacen necesario dotar a los escolares de habilidades y conocimientos para aprender a comer sano”.

“Es necesario estimular en toda la comunidad educativa, incluidas las familias, un modelo de alimentación saludable, dotando a los escolares de los conocimientos y las habilidades suficientes para que sepan qué es comer sano y cómo hacerlo”, explicaron los nutricionistas y dietistas en un comunicado. También solicitaron al Gobierno la prohibición de la publicidad, directa o indirecta, de alimentos y bebidas con perfil nutricional poco saludable.

La presidenta del Cgcodn, Alma Palau, afirmó que las propuestas buscan “educar y alfabetizar en nutrición a los niños y jóvenes, así como también al profesorado, monitores, demás agentes educativos y familias, para que aprendan a alimentarse bien”, lo que, según explicó, “ahorrará muchos problemas de obesidad y trastornos alimenticios".

Sobre el servicio de comedor escolar, nutricionistas y dietistas exigen que “un porcentaje mínimo de las compras de productos alimentarios sostenibles como frutas y hortalizas frescas, productos de temporada y de proximidad. Además, se propone destinar el cien por cien de los beneficios del comedor escolar a mantener y mejorar la calidad del servicio.

Para Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia, “es necesario revisar las guías y recomendaciones de alimentación escolar, en particular el documento sobre alimentación en centros educativos aprobados por el Ministerio de Educación y Sanidad en 2010”. Russosillo concluyó que “la información es diversa y sin armonizar en algunos criterios importantes como las frecuencias de consumo de alimentos, las raciones establecidas en diferentes franjas de edad y la estructura del menú”.