La mayoría de estos adolescentes cruzan el Estrecho en pateras o en los bajos de los automóviles, arriesgando su vida para llegar a España.

Cuando llegan a la Península son detenidos por las Fuerzas de Seguridad y tras comprobar que son menres de edad son declarados en desamparo y entregados a la Administración autonómica, que asume su tutela.

Mientras se tramita el permiso de residencia para estos inmigrantes, los menores son acogidos en centros de los que algunos se escapan.

Según Helena Arce, asesora jurídica de la Dirección General de Atención al Niño de la Junta de Andalucía, algunos niños escapan de centros ubicados en algunas comunidades, pero cuando recalan en otras permanecen en ellos. Arce indicó que "esto debería llevarpreguntarnos qué tipo de protección les estamos ofreciendo más que a decir que es imposible trabajar con ellos porque no quieren ser protegidos".