Caminal hizo estas afirmaciones ante la comisión de Poítica Cultural de la Cámara catalana para informar de la situación actual y de los planes de futuro de los trabajadores del Liceo, afectados por un expediente de regulación de empleo desde el pasado mes de julio.

Según explicó, la actividad del teatro requerirá una plantilla inferior a la que tenía antes de quemarse, cuando reinicie su programación en 1998.

El director general del Liceo calificó como "una auténtica barbaridad" la plantilla anterior al siniestro, de 422 personas, y consideró que etaba "sensiblemente hinchada".

Caminal avanzó que la reducción de trabajadores afectará especialmente al personal técnico y administrativo, aunque no a la orquesta ni al coro. Según dijo, supondría un "fracaso" tener que mantener a un centenar de empleados para el escenario después de la importante inversión que se realizará en la caja escénica del nuevo Liceo.