El sistema consiste en la unión de un pequeño procesador de sonido pegado al cerebro bajo el pelo mediante un imán, única parte que se puede ver desde el exterior, con un pequeño aparato que estimula los huesos del oído medio.

Para su fabricación se utiliza alta tecnología de miniaturización. El aparato cuesta un mínimo de un millón de pesetas, cien veces más que un aparato para sordos convencional.

En estos momentos el aparato stá siendo probado en el Hospital Queen Elizabeth. Sin embargo, una reciente reunión de doctores de toda Europa celebrada en Amsterdam dio el visto bueno al aparato, según "The Times".

"Se trata de una revolución tecnológica y la superación de un estigma por llevar un aparato en el oído", afirmó David Proops, otorrino del Hospital Queen Elizabeth.