Gracias a la campaña realizada por la Federación Nacional de Ciegos (NFB, según sus siglas en inglés), el Congreso de Estados Unidos ordenó que todos los colegios electorales cumplieran la ley "Ayudemos a los norteamericanos a Votar", aprobada en el año 2002.

Dicha ley estableció que a partir de enero de 2006 cada colegio debía contar con una máquina accesible, como mínimo, para que los votantes con discapacidad visual pudieran emitir el voto sin la ayuda de otras personas.

Estos dispositivos leen el contenido de las papeletas a sus usuarios, que lo escucharán a través de unos auriculares, y podrán seleccionar a los candidatos de su elección mediante un teclado en braille.

La NFB ha puesto en marcha una línea de atención telefónica para que los votantes puedan informar de los problemas que han tenido al utilizar este sistema, que se aplica por primer vez de forma generalizada en todo el país, y que ya se empleó en algunos colegios electorales en las primarias celebradas en septiembre en Estados Unidos.