Esta cifra, señaló, representa más de un 22% respecto al volumen de ventas que se prevé para el sector juguetero español, en el que la industria de videojuego encuentra a su pincipal competidor, por su enfoque de ocio para niños y jóvenes.

Bagney indicó que la compañía aún no tiene previsiones fiables de ventas para su ejercicio fiscal, de abril del 95 a marzo del 96, pero precisó que seguirá notándose la recesión y la caída del consumo privado en la facturación del sector, ya que el videojuego sigue siendo un producto caro.

Además, agregó, en el caso de los videojuegos se resiente la mala paridad entre la peseta y el yen que se ha venido produciendo desde 1992, año e el que se inició la recesión y en el último en el que el sector nacional de videojuegos registró sus ventas más espectaculares, unos 50.000 millones de pesetas, frente a los 100.000 de la industria juguetera.

En cualquier caso, precisó, la campaña de navidades podría mejorar las cifras finales, al tratarse de un periodo de elevada demanda de estos productos entre la población más jóven.

De hecho, tanto Nintendo como Sega y también Sony, que acaba de incorporarse al negocio con el lanzamiento de na videoconsola de 32 bits, han anunciado ya unas previsiones de ventas en el último mes del año que podrían superar los 8.000 millones de pesetas, de los que la compañía de Bagney espera acaparar unos 5.000 millones.

Para apoyar lograr estos objetivos, las principales compañías del sector han desarrollado ambiciosas campañas publicitarias y de promoción en las que Nintendo invertirá unos 500 millones de pesetas.