El sector contribuyó al PIB del país con 3.000 millones de euros y estimuló la creación de 48.900 empleos, lo que supone en ambos casos un incremento interanual del 16%.

Según el director de CLIA en España, Alfredo Serrano, estas cifras “avalan la capacidad que tiene nuestra industria para generar riqueza y oportunidades en nuestro país”. En este sentido, aclara: “Una de las características de nuestro impacto económico es su transversalidad, beneficiándose de nuestra actividad un amplio espectro de empresas y profesionales: desde guías turísticos, hasta compañías vinculadas a la alimentación pasando por agentes de viaje, por mencionar solo unos ejemplos”.

Igualmente, el directivo resalta otras externalidades positivas vinculadas a la actividad en España. Entre ellas, destaca “su menor estacionalidad, ya que los picos de actividad se concentran en primavera – otoño; contar con un perfil de cliente que apuesta por la cultura, ayudando al desarrollo de destinos menos populares; o no contribuye a retirar vivienda del mercado ya que la mayor parte de las escalas en puertos españoles se producen durante el día”.

De los 6.450 millones de ingresos, 2.890 millones fueron de gasto directo. Casi el 50% de esta partida está vinculado directamente a las navieras y su operativa (coste de los amarres portuarios, aprovisionamiento o repostaje), a lo que se une otro 10% relacionado con las inversiones que las compañías de cruceros realizan en los astilleros españoles.

En materia de empleo, de los 48.900 puestos de trabajo en España que la industria contribuyó a generar, más del 50 % son directos, lo que supuso 1.800 millones de euros en salarios.

A nivel europeo, la industria facturó más de 55.000 millones de euros, contribuyó al PIB con 25.700 millones de euros y fomentó la generación de 440.000 empleos.