El 80 por ciento de los 36 millones de balones vendidos cada año en el mundo se fabrican en la región paquistaní de Sialkot, a 300 kilómetros de la capital, Islamabad. Una encuesta sindical, corroborada por fabricantes occidentales, asegura que entre el 10 y el 20 por ciento de los 30.000 artesanos del balón no llegán a la edad de 14 años.

Para hacer frente a diversas acusaciones, el presidente de la Asociación de Fabricantes de Artículos Deportivos, John Riddle, afirmó que "no hay ninguna pruba cierta sobre trabajos forzados ni esclavitud, o incluso de castigo físico". Los fabricantes consideraron, no obstante, intolerable aceptar esta situación.

Las grandes marcas, como Nike, Puma, Reebok y Adidas, están sometidas a una gran presión por parte de la opinión pública y de organizaciones no gubernamentales, que les acusan de explotar mano de obra barata en los países menos desarrollados. De hecho, los balones se pagan por unidad: unas 100 pesetas cada uno.

La respuesta de los fabricante ha sido comprometerse en un programa de erradicación en colaboración con la Cámara de Industria de Sialkot, la fundación británica "Save the Children", la Unicef y la Organización Internacional del Trabajo.

Este acuerdo permitirá un mayor control en la producción, al pasar ésta de las familias a centros especializados. Al mismo tiempo, se potencia la enseñanza de los niños.