Los corredores cogidos por toros son el valenciano Fernando Beltrán Ros, de 34 años, y el barcelonés José Ricardo Marcos Díez, de 25.

El primero fue empitonado por un toro en el tramo de Mercaderes y presenta una herida en la región axilar y cara interna del brazo derecho, de 25 centímetros de longitud, con pérdida cutánea y que afecta al tejido celular subcutáneo y tríceps.

José Ricardo Marcos, herido de gravedad, ingresó en el servicio de urgencias con ua herida en el cuello y contusión traqueal. Fuentes del Hospital Virgen del Camino no pudieron precisar si la herida era por asta de toro o por pisotones de la manada, aunque parece que fue cogido por un morlaco.

Otros tres heridos en el encierro de hoy son Juan Miguel Markotegui Ijurjo, de 27 años y vecino de Etxarri Aranaz (Navarra), que ingresó en el servicio de observación del Hospital de Navarra con un esguince en columna cervical y traumatismo craneal banal con pronóstico menos grave; Mario Ferrr Adams, vecino de Barcelona, de 22 años, que presentaba contusiones generalizadas y fue dado de alta, y Fernando Orduna Margarejo, vecino de Fuenterrabía, de 47 años, con contusiones generalizadas de pronóstico menos grave.

En el Hospital Virgen del Camino fueron atendidas otras cuatro personas: Imanol Urkizo, vecino de Orio (Guipúzcoa) de 25 años, que fue arrollado por un toro y presenta traumatismo cráneo-encefálico, con fractura de húmero izquierdo; Josu Bambada, vecino de Barcelona, de 27 años, cn contusiones generalizadas y herida en el mentón; Arturo Llorente Múgica, vecino de San Sebastián, de 34 años, con traumatismo en brazo izquierdo, y la pamplonesa Fátima Olazábal, de 18 años, con traumatismo torácico producido por una vaquilla en la suelta que se realiza en la plaza de toros después del encierro.

Los toros de José Luis Osborne tardaron cuatro minutos y cuarenta y cinco segundos en realizar el recorrido del encierro, aunque el último minuto y medio lo pasaron en la plaza de toros, done dos astados negros caían continuamente al suelo y protagonizaron un conato de pelea entre ellos.

La manada salió compacta y veloz de los corrales y corrió hermanada hasta la curva de la Estafeta. En los primeros metros de esta calle, la masiva presencia de corredores que rodeaba los toros hizo que quedara completamente separada en dos grupos. En el primero, encabezado por los cabestros, marchaban tres morlacos y finalmente, a un ritmo mucho más lento, cerraban la carrera los otros tres.

La carrra, con una inmensa mayoría de corredores de fuera, se vio deslucida por la acción de algunas personas que corrían apoyándose en los toros. Un joven rubio de unos 25 años corrió en la calle Estafeta, muy cerca de las astas, completamente desnudo, con el pantalón en la mano.