El policía, que estaba clínicamente muerto y en coma irreversible desde la noche del atentado, murió sobre las seis de la tarde. El equipo médico que le atendía comprobó a esa hora que su electroencefalograma era plano y que su actividad cerebral había cesado.

El estado de José Luis Jiménez se había agravado en las últimas horas y se mantenía con vida artificialmente.

Pedro Domínguez Pérez y Luis Claraco López, los otros dos Técnicos en Desactivación de Explosivos (TEDAX) que manipulaban el artefacto que estalló, fallecieron en el lugar del atentado, una nave de una empresa de mensajería situada en el barrio de Villaverde.