Según Arévalo, en España hay unos 3.000 insumisos, de los que el 80 por ciento residen en Madrid, Barcelona, Euskadi y Navarra. En el caso de estas dos últimas regiones, los insumisos "tienen una gran incidencia en el proceso del totalitarismo 'batasuno'".

Arévalo, que compareció hoy en la Comisión de Defensa del Senado para informar sobre el nuevo Reglamento del Servicio Militar, estableció una clara distinción entre el fenómeno de la objeción de conciencia y el de la insumisión.

En su opiión, las personas que por convencimiento no aceptan empuñar las armas, pero están dispuestas a prestar un servicio a la sociedad civil, le merecen todos los respetos y una "enorme admiración".

Sin embargo, Arévalo estima que los insumisos se niegan a prestar ningún tipo de servicio, ya sea en una organización gubernamental o no gubernamental, por lo que no le merecen la misma consideración que los objetores.

"La insumisión", agregó, "no es un problema para el Ministerio de Defensa, ya que es un poblema social, porque se trata de marginalidad social, y es un problema judicial, en cuanto que se trata de un delito".