La investigación revela que tras el impacto, el cráneo del motociclista acaba reventado aunque lleve casco.

En una rueda de prensa celebrada hoy en Madrid, Juan Carlos Toribio, director del departamento de seguridad vial de la AMM, afirmó que los resultados del análisis habían sido "escandalosos".

Al chocar contra estas barreras de hormigón, el motorista acaba con la cabeza "explotada", aunque lleve uno de los mejores cascos del mercado y, además, ahorcado debido al estiramiento y posterior comprensión del cuello, aseguró Toribio.

Según explicó el portavoz de AMM, el impacto es de tal calibre, como si el motorista soportara un peso de 630 kilos sobre la cabeza. "Eso no hay cuello humano que lo soporte", dijo.

En el caso de que el motorista saliera vivo del impacto, sería atropellado por los vehículos que circulan por la calzada, dada la posición en que queda el cuerpo, atravesado en el asfalto.

Toribio explicó también que mientras un coche que colisiona con estas barreras se deforma, cuando se trata de una motocicleta "el que se arruga y se estropea" es el motorista.

Si el impacto sucede a velocidades más bajas las lesiones que se producen son tetraplejia o paraplejia, dado que provoca daños en la cabeza, cuello y hombro.

La AMM denunció que estas barreras se utilizan indebidamente para subdividir carriles o para cortar el acceso a determiandas vías. "Eso está prohibido, señores".

Para la asociación, la carretera tiene que estar en "perfectas condiciones para todos" y los sistemas de seguridad han de estar colocados respetando la normativa técnica, sin tapar señales de tráfico.

A juicio de la AMM, las barreras de hormigón no garantizan ni la integridad física ni la vida de los motoristas.