En esos primeros siete meses del año aumentaron sus prestamos morosos (los impagados a los 90 días de su vencimiento) tanto los bancos como las cajas de ahorros y las cooperativas de créditos, mientras que disminuyeron en las instituciones de credito oficial y en las entidades de ámbito operativo limitado (ECAOL).

La morosidad de los bancos se incrementó un 11,4%, hasta alcanzar en julio los 2.970 millones de euros; la delas cajas de ahorros aumentó un 14,9%, hasta totalizar 2.679 millones de euros; y la de las cooperativas de crédito creció un 15%, hasta sumar 530 millones de euros.

Por contra, el Crédito Oficial redujo su morosidad un 1,72%, para dejarlo en 1.311 millones de euros; y las ECAOL lo rebajaron en un 2,12%. Las ECAOL son un segmento del sector financiero que incluye desde sociedades hipotecarias hasta financieras para la compra de coches (estas últimas suelen estar ligadas a los bancos).

La morosida crediticia ha comenzado a repuntar seriamente desde mediados de 2001, después de haber sido un problema prácticamente olvidado durante años de continuados descensos, propiciados por la bonanza económica. De hecho, el volumen de préstamos bancarios dudosos, que llegó a rondar los tres billones de pesetas en los primeros años noventa, bajó hasta casi un billón de pesetas en el 2001.

El cambio de tendencia iniciado hace poco menos de dos años ha hecho que la morosidad global del sistema credicio haya auentado un 16,83% sólo en los últimos doce meses, entre julio de 2001 y julio de 2002.

En esta evolución negativa hay que inscribir presumiblemente la advertencia lanzada el pasado martes en el Congreso por el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, quien avisó del riesgo que entraña el alto "endeudamiento privado, que no puede seguir creciendo", dijo, "a los ritmos a los que lo viene haciendo".

A este respecto, los datos del Banco de España indican que la deuda contraída con los bancos congarantía real (generalmente hipotecaria) ascendía en julio a 342.628 millones de euros, el doble que hace sólo cuatro años.

Desde el Gobierno se ha respondido a la advertencia de Caruana señalando que el endeudamiento de los hogares españoles es mayoritariamente debido a la compra de la vivienda, lo que debe considerarse como una inversión a largo plazo en un bien "primario", que las familias realizan teniendo en cuenta los ingresos de que disponen.