Moratinos compareció en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados para explicar la posición de España ante la respuesta de Israel a los ataques perpetrados desde el sur de Líbano por el grupo terrorista Hezbolá.

Todos los portavoces incluyeron en sus intervenciones la situación de Gaza, desde donde Hamás secuestró a un soldado israelí y desencadenó la entrada de tropas de Israel antes de que la crisis se extendiera a Líbano.

En su réplica, Moratinos aseguró que el inicio de la actual situación "se llama Hamás y Hezbolá", aunque el Gobierno español haya querido dejar claro también su desacuerdo con la respuesta "desproporcionada y, sobre todo, ineficaz" de Israel.

En la primera intervención Moratinos sugirió que la liberación del soldado israelí por parte de Hamás debería ir de la mano de la salida de Israel de Gaza y de un proceso que concluya con un "nuevo gobierno palestino".

Después sentenció que Hamás "ha fracasado" como gobierno ante la comunidad internacional, pero, sobre todo, ante su propia opinión pública, y prueba de ello es que son cada vez más los sectores palestinos que piden una salida.

RENUNCIA A LA VIOLENCIA

Moratinos aseguró que no es "mucho" pedir a Hamás que renuncie a la violencia. Cuando ganó las elecciones, recordó, se les reclamó "una señal de voluntad de pragmatismo, de dar a sus ciudadanos una respuesta mejor para gestionar su futuro, y no lo ha hecho".

Incluso, subrayó, cuando Hamás firmó un acuerdo con Al Fatah una facción de Hamás respondió secuestrando al soldado israelí "y provocó la crisis que nos ha llevado después a Líbano".

Con ese comportamiento, concluyó, Hamás ha demostrado que su decisión es "boicotear el futuro del pueblo palestino", y ser consciente de ello desde la Unión Europea es compatible con el convencimiento de que acciones unilaterales no conseguirán la paz en la región.

Moratinos respondió con esta reflexión a una denuncia del coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, a la falta de respeto internacional a Hamás.

Pero Moratinos tuvo una mayor confrontación dialéctica con el portavoz del PP, Gustavo de Arístegui, que había censurado el "antisemitismo, antisionismo y la israelofobia" del presidente del Gobierno en su primera respuesta a esta crisis.

El ministro respondió visiblemente alterado a De Arístegui al recordar las iniciativas del Gobierno con "nuestros amigos israelíes", como la celebración por primera vez de forma institucional del día de la memoria del Holocausto.