"España no puede tolerar la entrada por la fuerza de inmigrantes en su territorio nacional. La inmigración tiene que ser legal y ordenada", dijo Moratinos en una rueda de prensa junto a su homólogo ruso, justo antes de viajar a Rabat.

España está dispuesta, pues, a expulsar a todos los inmigrantes que logren pasar las verjas fronterizas de las dos ciudades autónomas, pero también a "cooperar" con Marruecos para frenar juntos esta crisis.

Por eso, la intención del ministro es "reactivar" el convenio que España y Marruecos suscribieron en 1992 y que fija la obligación de este país de aceptar a todos sus ciudadanos llegados ilegalmente a España, y a los procedentes de terceros países que hayan partido de territorio marroquí.

Sin embargo, lo que Moratinos no precisó es si esas repatriaciones se harán de forma singularizada, como dice el convenio, o si se podrían acometer masivamente, como se aprobó hace pocos días a modo "excepcional".

En todo caso, Moratinos juzgó deseable, y también posible, conciliar la seguridad fronteriza de España y los derechos humanos de todos los ciudadanos que intenten violar esas fronteras para buscar una vida mejor.

El ministro recordó que la frontera entre España y Marruecostraza también la diferencia mayor de renta entre países vecinos de todo el mundo y, por tanto, el problema de la inmigración será cada vez "más acuciante".

Moratinos viajará acompañado de la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, para demostrar con ello la intención de España de ayudar a Marruecos para hacer frente a una situación que afecta, subrayó el ministro, al conjunto de la Unión Europea y del continente africano.