Moratinos compareció a petición propia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar la posición deEspaña ante la actual crisis de Oriente Próximo tras la respuesta de Israel a los ataques perpetrados desde el sur de Líbano por el grupo terrorista Hezbolá.

Comenzó alertando de que en esa región se encuentran intereses "estratégicos" y "vitales" de toda índole para España y el conjunto de la Unión Europea, y que, además, los países afectados son cercanos y amigos para los españoles.

"No hay alternativa a la paz. Si la lógica de guerra se impone podríamos encontrarnos en poco tiempo con la generalización del conflicto a los países vecinos y una situación de violencia e inestabilidad que pondría en peligro a toda la región de Oriente Próximo y a todos los intereses vitales del mundo occidental y europeo", alertó Moratinos.

Por ello, llamó a la comunidad internacional a actuar "sin dilación" para exigir el cese de las hostilidades y conseguir un alto el fuego.

Denunció la "tibieza" con la que se ha actuado hasta ahora ante la escalada de la violencia, y alertó de que sólo una acción creíble y unitaria de la comunidad internacional podrá contener la situación y evitar que se traspase el umbral que separa al proceso de paz "del proceso de guerra". Moratinos dejó claro que la procupación fundamental del Gobierno en un primer momento fue la integridad de la comunidad española, para lo cual se organizó un operativo de evacuación.

Hasta ahora España ha evacuado a 628 personas, de ellas 435 españoles, pero la cifra no es definitiva porque un pequeño grupo ha salido de Líbano en el operativo francés y se espera la salida de otro grupo.

En Líbano queda "un centenar largo" de ciudadanos españoles "especialmente arraigados" en el país. Para ellos, aseguró, España mantendrá presencia diplomática y consular "para poder atenderles en las mejores condiciones".

La síntesis de la posición española, expuso, fueron la condena a los ataques armados contra Israel y el secuestro de tres soldados, la exigencia de su liberación, la llamada a la disolución de Hezbolá y la petición a Siria e Irán para que ejerzan su influencia sobre este grupo terrorista y sobre Hamas.

NUMEROSAS GESTIONES

En cuanto a Israel, se reconoció su derecho a la legítima defensa, pero se condenó también el uso "desproporcionado" de la fuerza y la aplicación de una lógica de guerra contra un país entero, haciéndolo "injustamente responsable" de un acto terrorista.

En definitiva, el Gobierno español hizo un llamamiento "a la contención" de ambas partes y a la necesidad de trabajar para una salida pacífica a la crisis. A ese objetivo se han encaminado, añadió, las numerosas gestiones de la diplomacia española.

España, explicó, respalda la posibilidad de una presencia internacional "con carácter temporal" en la frontera de Israel y Líbano, aparejada a la liberación de los soldados israelíes y al cese de los ataques.

En Gaza, la retirada de Israel iría acompañada de la liberación del soldado secuestrado y el cese de ataques con misiles Qasam a territorio israelí.

Dijo Moratinos que la salida de Israel de Gaza debería permitir también un proceso que concluya con un "nuevo gobierno palestino" con capacidad de interlocución con la comunidad internacional. Sólo con ese paso previo se podría pensar en los objetivos siguientes, afirmó.