MORAN: "SI LA SITUACION NO FUERA CRITICA YO NO SERIA CANDIDATO A LAS EUROPEAS"

- "Ni Solchaga ni Corcuera tenían que haber abandonado sus escaños"

-P: La situación política es delicada y la crispación social crece ante la aparición de nuevos casos de corrupción. ¿La avalancha e dimisiones es suficiente para salir de esta crisis?

-R: No creo que las dimisiones sean la consecuencia de una estrategia de 'vamos a tirar lastre'. En algunos casos se han producido bajo una presión importante de la opinión pública y en otros con un gran sentido cívico de los que han renunciado a sus puestos.

-P: ¿Qué soluciones políticas hay para recuperar la confianza de los ciudadanos?

-R: Lo que está ocurriendo no justifica la dimisión del presidente. La opción de la oposición es presentar una moción de censura, que no están dispuestos a presentar porque tienen miedo a fracasar. Ellos confían en que el desgaste continuo y acumulativo acabe con el Gobierno Yo me inclino por la opción de presentar una cuestión de confianza, incluso pensando que en el resultado de la misma iba a jugar mucho la posición de catalanes y vascos y les obligaría a definirse explícitamente.

-P: ¿Cree que el apoyo de catalanes y vascos al Gobierno socialista está suficientemente claro?

-R: Su apoyo ha sido muy claro hasta ahora y creo que cuando dicen que son la base de la estabilidad y de la gobernabilidad, numéricamente es cierto. Su apoyo es inequívoco, se manifiesta tods los días y, a lo mejor, en alguna ocasión tienen que explicitarlo en una moción de confianza.

-P: Usted ha hecho un llamamiento al resto de los candidatos para que la campaña sea limpia, ¿cree que el PP aceptará esta oferta?

-R: Mi llamamiento es para que debatamos todos los temas abiertamente. Debemos aprovechar la campaña para informar a los ciudadanos. Si el líder de algún partido, no ya el cabeza de lista, prefiriera hablar sobre política nacional para atacar al jefe del Gobierno, perderíams la ocasión de centrar el debate en las ideas y no en descalificaciones personales.

-P: ¿Ha hablado con Abel Matutes de este planteamiento

-R: No hablo con Matutes desde que ambos fuimos designados cabeza de lista, pero creo que él estaría de acuerdo. Otra cosa es lo que le permita hacer su partido.

-P: ¿Hay grandes diferencias entre el programa socialista y popular?

-R: No hay grandes diferencias porque es muy difícil trasplantar la dialéctica interna que se establece contra un Gobiero a una situación europea donde no hay un Ejecutivo. Nosotros creemos que la Unión no puede funcionar si no hay una política social europea y que los problemas no se resuelven por el juego del mercado, sino también por el marco político que determine el Estado, éstas son nuestas diferencias fundamentales.

-P: ¿Cree que el proyecto del PP encubre un posición euroescéptica?

-R: Ellos no han explicitado ningún recelo contra la Comunidad y durante la campaña van a hacer gala de una posición europeist, en muchos casos olvidándose de sus posturas anteriores.

-P: En la actual situación de recesión de los valores europeistas ¿es posible que el tratado de Maastricht se ponga en práctica antes de final de siglo sin ser reformado?

-R: Maastricht fue un atajo para afrontar con rapidez la nueva situación de ruptura del sistema internacional de bloques. Estaba concebido como un paso adelante, pero no había consenso suficiente entre todos los países miembros. En 1992 se montó un sistema que es más un dber ser que un ser, más una meta que una realidad. Maastricht es importante porque ahora en Europa hay un movimiento de integración y otro de desintegración: casos de Yugoslavia, Rusia y Checoslovaquia. En esta situación, hay que mantener la voluntad de integración y completar el tratado de Maastricht, dando más alcance al sistema de política exterior, a la defensa común y al desarrollo de la ciudadanía europea, preparando la tercera fase de la unión económica y estableciendo mayor control político sobre e próximo banco europeo.

-P: ¿Ve a los países de la Unión dispuestos a ceder parcelas importantes de su soberanía?

-R: No, ahora no están dispuestos a ceder partes esenciales de su soberanía de manera inmediata y sin capacidad de volver atrás, aunque la creación de una moneda única y la cooperación política es una puesta en común de soberanía. No estamos maduros para dar el paso hacia el federalismo.

-P: ¿El ingreso de cuatro nuevos miembros con una potencia económica importante puede desequiibrar la Unión en perjuicio de los países más pobres, entre los que se incluye España?

-R: Yo no tengo esa opinión. La entrada de cuatro países con una cultura democrática ejemplar, con una política exterior progresista, ricos y generosos con el tercer mundo será muy beneficiosa. Todos ellos serán contribuyentes netos de la Comunidad, es decir, pagarán más de lo que recibirán. Su integración no significará ningún retraso en el proceso de Unión. La mayor preponderancia de Centroeuropa no tienen porque roducirse en perjuicio de los países del sur.

-P: ¿Se consagrará así la Europa de las dos velocidades?

-R: La Europa de las dos velocidades está consagrada en Maastricht desde el momento en que se permite a Gran Bretaña que no aplique la legislación comunitaria en materia laboral y social. Las dos velocidades tendrán que ser aceptadas mientras haya un impulso común para construir una sola Europa.

-P: ¿A finales de este siglo se podrá hablar de una Unión Europea que incluya a una buena parte e los países que antes estaban en la órbita de la Unión Soviética?

-R: Así lo creo, a finales de siglo tendremos una Europa que comprenda lo que llamamos la Europa Occidental, la Europa Central y algún país del área balcánica como Polonia, Chekia y Eslovaquia.

-P: ¿Si Rusia se interesara por entrar en la Unión, sería posible su integración?

-R: Sería muy difícil por la magnitud del país. Rusia es más de 30 veces España y es el país mayor el mundo. Una comunidad con la participación rusa serí muy desequilibrada. Rusia, durante un tiempo, no podrá tener una economía de mercado. Rusia no va a ser miembro de pleno derecho de la Unión, ni tampoco lo pretende.

MADRID
SERVIMEDIA

El candidato socialista a las elecciones europeas, Fernando Morán, ha asegurado a Servimedia que "si la situación del partido y de España no fuera crítica en ests momentos, no concurriría en estas elecciones, porque no sería necesario que aportase lo que puedo aportar".

"Esta no es una posición heroica", añadió, "es la verdad. No me resigno a que por unos casos de corrupción debamos quedar todos condenados. Aprovecharé la campaña para intentar, con la colaboración de los otros candidatos, dignificar la política y purficarla".

-P: La situación política es delicada y la crispación social crece ante la aparición de nuevos casos de corrupción. ¿La avalancha e dimisiones es suficiente para salir de esta crisis?

-R: No creo que las dimisiones sean la consecuencia de una estrategia de 'vamos a tirar lastre'. En algunos casos se han producido bajo una presión importante de la opinión pública y en otros con un gran sentido cívico de los que han renunciado a sus puestos.

Pienso que hay instrumentos políticos para salir de esta crisis y que no son, en absoluto, la dimisión del presidente, como pide la oposición. Yo creo que se ha ido demasiado lejos y no etoy de acuerdo con las dimisiones en el Parlamento, pienso que ni Carlos Solchaga ni José Luis Corcuera tenían que haber abandonado sus escaños.

-P: ¿Qué soluciones políticas hay para recuperar la confianza de los ciudadanos?

-R: Lo que está ocurriendo no justifica la dimisión del presidente. La opción de la oposición es presentar una moción de censura, que no están dispuestos a presentar porque tienen miedo a fracasar. Ellos confían en que el desgaste continuo y acumulativo acabe con el Gobierno Yo me inclino por la opción de presentar una cuestión de confianza, incluso pensando que en el resultado de la misma iba a jugar mucho la posición de catalanes y vascos y les obligaría a definirse explícitamente.

-P: ¿Cree que el apoyo de catalanes y vascos al Gobierno socialista está suficientemente claro?

-R: Su apoyo ha sido muy claro hasta ahora y creo que cuando dicen que son la base de la estabilidad y de la gobernabilidad, numéricamente es cierto. Su apoyo es inequívoco, se manifiesta tods los días y, a lo mejor, en alguna ocasión tienen que explicitarlo en una moción de confianza.

-P: Usted ha hecho un llamamiento al resto de los candidatos para que la campaña sea limpia, ¿cree que el PP aceptará esta oferta?

-R: Mi llamamiento es para que debatamos todos los temas abiertamente. Debemos aprovechar la campaña para informar a los ciudadanos. Si el líder de algún partido, no ya el cabeza de lista, prefiriera hablar sobre política nacional para atacar al jefe del Gobierno, perderíams la ocasión de centrar el debate en las ideas y no en descalificaciones personales.

-P: ¿Ha hablado con Abel Matutes de este planteamiento

-R: No hablo con Matutes desde que ambos fuimos designados cabeza de lista, pero creo que él estaría de acuerdo. Otra cosa es lo que le permita hacer su partido.

-P: ¿Hay grandes diferencias entre el programa socialista y popular?

-R: No hay grandes diferencias porque es muy difícil trasplantar la dialéctica interna que se establece contra un Gobiero a una situación europea donde no hay un Ejecutivo. Nosotros creemos que la Unión no puede funcionar si no hay una política social europea y que los problemas no se resuelven por el juego del mercado, sino también por el marco político que determine el Estado, éstas son nuestas diferencias fundamentales.

-P: ¿Cree que el proyecto del PP encubre un posición euroescéptica?

-R: Ellos no han explicitado ningún recelo contra la Comunidad y durante la campaña van a hacer gala de una posición europeist, en muchos casos olvidándose de sus posturas anteriores.

-P: En la actual situación de recesión de los valores europeistas ¿es posible que el tratado de Maastricht se ponga en práctica antes de final de siglo sin ser reformado?

-R: Maastricht fue un atajo para afrontar con rapidez la nueva situación de ruptura del sistema internacional de bloques. Estaba concebido como un paso adelante, pero no había consenso suficiente entre todos los países miembros. En 1992 se montó un sistema que es más un dber ser que un ser, más una meta que una realidad. Maastricht es importante porque ahora en Europa hay un movimiento de integración y otro de desintegración: casos de Yugoslavia, Rusia y Checoslovaquia. En esta situación, hay que mantener la voluntad de integración y completar el tratado de Maastricht, dando más alcance al sistema de política exterior, a la defensa común y al desarrollo de la ciudadanía europea, preparando la tercera fase de la unión económica y estableciendo mayor control político sobre e próximo banco europeo.

-P: ¿Ve a los países de la Unión dispuestos a ceder parcelas importantes de su soberanía?

-R: No, ahora no están dispuestos a ceder partes esenciales de su soberanía de manera inmediata y sin capacidad de volver atrás, aunque la creación de una moneda única y la cooperación política es una puesta en común de soberanía. No estamos maduros para dar el paso hacia el federalismo.

-P: ¿El ingreso de cuatro nuevos miembros con una potencia económica importante puede desequiibrar la Unión en perjuicio de los países más pobres, entre los que se incluye España?

-R: Yo no tengo esa opinión. La entrada de cuatro países con una cultura democrática ejemplar, con una política exterior progresista, ricos y generosos con el tercer mundo será muy beneficiosa. Todos ellos serán contribuyentes netos de la Comunidad, es decir, pagarán más de lo que recibirán. Su integración no significará ningún retraso en el proceso de Unión. La mayor preponderancia de Centroeuropa no tienen porque roducirse en perjuicio de los países del sur.

-P: ¿Se consagrará así la Europa de las dos velocidades?

-R: La Europa de las dos velocidades está consagrada en Maastricht desde el momento en que se permite a Gran Bretaña que no aplique la legislación comunitaria en materia laboral y social. Las dos velocidades tendrán que ser aceptadas mientras haya un impulso común para construir una sola Europa.

-P: ¿A finales de este siglo se podrá hablar de una Unión Europea que incluya a una buena parte e los países que antes estaban en la órbita de la Unión Soviética?

-R: Así lo creo, a finales de siglo tendremos una Europa que comprenda lo que llamamos la Europa Occidental, la Europa Central y algún país del área balcánica como Polonia, Chekia y Eslovaquia.

-P: ¿Si Rusia se interesara por entrar en la Unión, sería posible su integración?

-R: Sería muy difícil por la magnitud del país. Rusia es más de 30 veces España y es el país mayor el mundo. Una comunidad con la participación rusa serí muy desequilibrada. Rusia, durante un tiempo, no podrá tener una economía de mercado. Rusia no va a ser miembro de pleno derecho de la Unión, ni tampoco lo pretende.

(SERVIMEDIA)
13 Mayo 1994
SGR