El primero de esos monumentos se inaugurará próximamente en la isla de Lanzarote, donde reside el novelista, siguiendo los bocetos del fallecido artista César Manrique, también lanzaroteño, a la entrada del Parque Nacional de Timanfaya, junto a un museo que ponga de manifiesto lo que significó el terror atómico.

Este primer monumento ha sido posible gracias a la iniciativa del Gobierno canario, cuyo presidente, Jerónimo Saavedra, y el consejero de Turismo, Miguel Zerolo, se pusiern en contacto con las autoridades de Estados Unidos y Rusia para adquirir dos misiles actualmente en desuso.

Recientemente se hizo entrega en Moscú, por parte del Gobierno ruso, de un misil "Scud" de once metros de altura, que ha viajado por toda Europa y ha sido recibido por las autoridades de Berlín y Madrid, donde se detuvo especialmente y fue expuesto durante varios días.

Pronto se reunirá en Lanzarote con otro misil norteamericano de algo más de diez metros y medio de altura, entregado en Lodres, que viajará directamente a la isla, donde ambos podrán ser visitados dentro del conjunto diseñado por Manrique antes de su muerte.

El ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov mostró su total apoyo al proyecto durante su reciente estancia en Lanzarote y prometió acudir personalmente a su inauguración, a la que ha invitado a su colega norteamericano Ronald Reagan, ya que ambos fueron los mandatarios que firmaron en su día el primer tratado de paz que contemplaba el fin de la amenaza nuclear.

l igual que en Lanzarote, próximamente se creará un monumento similar en la localidad italiana de Asís, cuna de San Francisco y considerada mundialmente como "la ciudad de la paz", por iniciativa de la senadora Giovana Senesi, y otras ciudades de Italia, España y el resto del mundo acogerán nuevas esculturas.

TRAS LA GUERRA FRIA

El propio Vázquez Figueroa ha sido invitado por el Senado de Italia para que exponga el alcance definitivo de su idea de crear estos monumentos en todo el mundo para que ayuen a una mejor comprensión entre los seres humanos y sirvan de ejemplo tras el fin de la "guerra fría".

Fue en la primavera del año pasado, cuando empezó a hablarse seriamente de la desnuclearización mundial, cuando el escritor planteó la creación de monumentos para utilizar los misiles que existían en el mundo y que estaban, a partir de ese momento, condenados a convertirse en chatarra.

Esta idea de recordar a las generaciones venideras que hubo un tiempo en que todo el mundo vivió bajo la amenaa del terror atómico y sufrió las consecuencias de una enloquecida carrera armamentística fue expuesta brevemente en el libro "Ciudadano Max" de Vázquez Figueroa y desarrollada en toda su extensión en su última obra, "El anillo verde".